sábado, 1 de abril de 2023

Ricardo Fernández Llaneza&Encarnación García Suárez

 


RICARDO FERNÁNDEZ LLANEZA

Encarna y Ricardo 


 El 20 de Noviembre de 1937, sobre las 11 de la noche,  cuatro envanecidos Guardias de Asalto,  guiados por un engreído confidente se presentan y allanan el hogar que Ricardo Fernández Llaneza y  Encarnación García Suárez compartían con sus tres hijos, Marino, Blanca y Ricardo (Calo), en la Calle Nueva de Ciaño. 

Encarna estaba embarazada de Cándido (Candi), que iniciará su existencia  en la dolorosa condición de hijo póstumo.

Extremando la marcialidad, proceden al registro del domicilio a la vez que interrogaban a Ricardo sobre el paradero de otros combatientes.  Por no delatar a los compañeros, respondió que habían fallecido; con saña, los guardias abofetean a Ricardo en presencia de su esposa e hijos y con la furia de energúmenos servilones proceden a su detención.

Cinco años contaba Marino, cuatro, Blanca y Calo no llegaba al año.  Encarna, a partir de los 31 años tendrá que afrontar, ella sola, la dura tarea de criar a sus cuatro hijos y sobrevivir a las penurias de la Guerra y  las carencias  de la Posguerra, y todo ello a consecuencia de la Dictadura y Represión Franquista.

RICARDO FERNÁNDEZ LLANEZA (1899-1938), nació en La Peña, concejo de Mieres.  Hijo de Nicanor (natural de Lena) y de Cándida, se traslada con sus padres y su hermana María a  La Maletería en Ciaño donde Canor desempeñará su oficio de zapatero.

De joven ingresa en las Juventudes Socialistas y madura su compromiso militante en el Sindicato Minero y en el Partido Socialista Obrero Español.

De profesión minero, trabaja en Carbones de La Nueva alcanzando la categoría de picador.

Se casa con ENCARNACIÓN GARCÍA SUÁREZ (1904-1981) en 1930.  Encarna, natural de Cabaños,  hija de Benjamín (Jamo) y de María contribuyó desde joven al sostén de la familia en el empleo de la”llinda”  y en el oficio de “Carbonera”.  Hija y nieta de mineros era la mayor de siete hermanos:  Celsa, Milagros, Celestina (Celesta), Eduardo (Balo), Faustino (Tino) y Manuel (Lolín).

Recién casados se instalan en La Campa, donde nacen Marino y Blanca y  tiempo después se asientan en Ciaño, donde nacen Calo y Candi. 

Ricardo, consecuente con su militancia sindical y política participa en la Revolución de Asturias de 1934, siendo detenido  y posteriormente trasladado y  confinado al Cuartel de Simancas.  En este  antiguo colegio de jesuitas, del barrio de Ceares en Gijón,  habilitado para albergar a la soldadesca del Regimiento de Infantería Nº 40, los Revolucionarios fueron víctimas  de la arbitrariedad  de los  Sumarísimos Consejos de Guerra, del hacinamiento en indecorosas celdas  y del sometimiento a las más cruentas torturas y vejaciones.

Liberados, los Revolucionarios, tras la Amnistía decretada por el gobierno después del triunfo electoral del Frente Popular en febrero  1936, fue testigo de la multitudinaria recepción popular que se concentraba a la salida del recinto. 


 Batallón de Infantería Nº 253 Ciaño

Fracasado el Golpe Militar del 18 de julio de 1936 se inicia el período de la Guerra Civil.  Ricardo, no desmayó pese a la horrible experiencia carcelaria y otra vez en coherencia con sus ideas se incorpora desde un principio a la compañía de milicianos que evolucionó hasta convertirse en el Batallón de Infantería Nº 253 Ciaño, alcanzando el grado de teniente.

En el “Frente de Oviedo”, el batallón se posiciona  en los puestos  de  San Lázaro, Buenavista y Stª Ana de Abuli y posteriormente se moviliza hacia el “Frente Oriental” en Piloña, ante el avance de las Columnas Navarras.

Los sublevados ocupan Infiesto el día 20 de Octubre de 1937 y el día 21 la “Columnas Navarras” toman Gijón . 

Reducido  el “Frente Norte”, Ricardo regresa a Ciaño con su familia sin ocultar su presencia a los vecinos. Abatido por haber sobrevivido a los compañeros fallecidos en la Guerra y consecuente con las represalias y escarnios que padecerían sus allegados decide no emprender la fuga, pese a la insistencia y persistencia de Encarna. 

Delatado, identificado y detenido es trasladado a la Cárcel de Oviedo . Instruida la causa en Sama y juzgado  en Consejo de Guerra  por “Rebelión Militar“ en Oviedo es condenado a la pena de muerte produciéndose su ejecución “por fusilamiento” el día 2 de Abril de 1938 a las “seis y media de la madrugada”.  Negándose a firmar la notificación de la sentencia y a recibir los “Auxilios” (confesar y comulgar) su cadáver es “inhumado  en el cementerio del  Salvador, en la Fosa Común del lado del Cementerio Civil”.

 La Aborrecida, explotación minera de la Puente Carbón, será el destino laboral de Encarna que apremiada por la necesidad reanuda de nuevo las labores de Carbonera. La dureza de la actividad se agrava aún más por la insoportable precariedad y eventualidad, unida a la roñosería salarial.

Pero la “Represión Fascista” continúa, en forma de diligencias judiciales, actos administrativos, registros policiales y lo que es peor aún, en la insoportable verborrea de la “Garrulería Falangista”, recrudecida por la miseria y  “La Fame”. 

Tentado a completar la historia con la exposición de los nombres de los guardias de asalto, jueces instructores, miembros del Consejo de Guerra y de todo el aparato opresor (Falange incluida)…y  en especial el de los tres vecinos delatores: la farsante arpía, soplona y chupacirios  y los dos mezquinos y rastreros chivatos, cuya identificación consta en la “Causa”, omito señalarlos, en la biografía de mi abuelo, no por respeto a sus familiares y menos aún por el perdón que no les concedo, simplemente como un acto personal de desprecio y desconsideración hacia ellos.

Al contrario, quería nombrar como deferencia a Donato García Fernández, natural de Piñeres y vecino de Cabañaquinta también revolucionario y socialista, asesinado seguramente en algún lugar de La Collaona y desaparecido, cuya biografía personal y familiar está detallada en la obra de Manuel Fernández Trillo, "La Represión Fascista en el Valle de Aller", pues además de la afinidad política entre Donato y Ricardo, concurre la afinidad sanguínea al compartir descendencia con la biznieta.

Salud y República.


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