Buenas tardes, compañeras y compañeros.
En primer lugar, agradecer vuestra deferencia depositada, en mí, para poner voz, en este acto de la Memoria y en esta Fosa Común con un breve relato sobre la corta y azarosa vida de mi abuelo.
Se llamaba Ricardo Fernández Llaneza.
Nació en 1.899 en La Peña, conceyu de Mieres y vecino desde muy joven de Ciañu de Llangréu.
Minero y picador de Carbones de La Nueva.
Afiliado al PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL y al SINDICATO MINERO.
Presenció la combatividad de los mineros en la Huelga de 1917 y la posterior represión.
Participa en La Revolución de Ochobre, de 1.934 por lo que es apresado y hacinado en las indecorosas celdas del cuartel de Simancas en Gijón. Un viejo colegio de jesuitas, donde los Revolucionarios fueron sometidos a las más infames vejaciones y torturas.
Liberado en Febrero, de 1.936 tras la amnistía promulgada con el triunfo del Frente Popular, vuelve a su hogar, con su esposa, mi abuela Encarna y por entonces con sus dos hijos Marino y Blanca.
Tras el fallido golpe de estado de 1.936 , no desmaya y pese a la terrible experiencia represora y carcelaria, forma parte del Batallón Ciañu, alcanzando el grado de Teniente.
Sabemos que estuvo en el Frente de Oviedo, en las posiciones de San Esteban y San Lázaro y finalmente destinado a Infestu.
Con la caída del Frente Norte, regresa a su hogar, en la Calle Nueva de Ciañu, pese a la insistencia y persistencia de mi abuela Encarna de que debería intentar la fuga para salvar su vida.
El 20 de noviembre de 1.936, mi padre Calo, apenas cumplía el año y mi tío Candi aun no había nacido.
Ese día 3 guardas de asalto, allanan su morada , guiados por un delator, le identifican, le interrogan sobre el paradero de los compañeros combatientes a lo que mi abuelo les responde que todos habían fallecido.
Con saña, el más energúmeno de los guardias, le solmena una hostia descomunal en presencia de mi abuela, mis tíos y mi padre, y le detienen.
Instruida la Causa en Sama es enviado a la Cárcel Modelo de Oviedo, para continuar con la farsa del Sumarísimo Consejo de Guerra.
Condenado a la pena de muerte, por Rebelión Militar, es fusilado y arrojado a esta Fosa Común el 2 de Abril de 1938.
Pero la Represión Fascista continúa, haciendo mella en mi abuela, que para sacar adelante a sus cuatro hijos, tuvo que trabajar duramente de carbonera, con una alta precariedad laboral y un sueldo de miseria.
Y todo esto, agravado, con diligencias judiciales de confiscación, presencia y registros policiales, y agudizado por la fame y la garrulería falangista.
Esta es nuestra Memoria, la Memoria Histórica y Democrática, del sudor del trabajo, escrita con trazos de tinta y regada con surcos desangre.
Compañeras y compañeros.
SALUD, REPÚBLICA Y MEMORIA.
Fosa Común de Oviedo, 31 de Octubre de 2.025

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