sábado, 2 de abril de 2011

ERNESTO WINTER: DIRECTOR DEL ORFANATO MINERO

Primer fin de semana del mes de abril, acercándonos al "Ecuador de la Cuaresma", con los contrastes típicos de esta estación Ni-Ni,( ni frío-ni calor) y a la vez Con-y-Con (con lluvia y con sol) se percibe un relativo desasosiego, sin que de momento turbulencias políticas o sociales, hayan alterado la placidez de los urbanitas.


Pronto llegará el bombardeo de noticieros sensacionalistas, con sus análisis simplones que inciden, siempre en lo mismo, y que nuestras mentes absorberán como la esponja en que se remoja lo humano y lo divino. Discursos ambiguos, debates incoherentes, y un sinfín de diálogos de besugos cargados de preguntas improcedentes y de respuestas discordantes van acaparar el contexto populachero.


Analizar, definir y apartar toda esta "Contracultura", interesada, requiere un ejercicio cerebral y un esfuerzo "intelectual" nada baladí,  para mantener, con unas dosis de incorfomismo, un razonamiento lógico, literalmente opuesto al "Pensamiento Único".


Enfrentarse a toda esta vieja "Maquinaria Populachera", en la que prima el "Frikismo", requiere fomentar una inquietud cultural, precedida de una"Educación Universal" basada en los principios que desarrollen los valores de la libertad, igualdad y solidaridad e induzcan a la reflexión y al "Pensamiento Crítico".


Como exponente de esta "Inquietud Pedagógica", sin menoscabar a otros, voy a dedicar el espacio de este post a la figura de Ernesto Winter, histórico director del "Orfanato Minero"


Monumento a Enrique Winter Blanco. Escultura de Pablo Maojo (1.990)


Publicado en: Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos
(BIDEA), Oviedo, nº 157, Enero – Junio 2001, pp. 177 – 245, incluidas 17
páginas de ilustraciones
ISSN: 0020 – 384 X

C. Estudio histórico artístico del Orfanato Minero.
C.1. Los artífices del proyecto.
En todo, Ernesto Winter Blanco, Manuel Llaneza y los arquitectos que plasman su programa, Enrique Rodríguez Bustelo y Francisco Casariego, consiguen implantar un moderno sistema educativo global, en sintonía con los postulados de la Institución Libre de Enseñanza.



Parece difícil escoger un solo adjetivo para calificar la trayectoria de Ernesto Winter Blanco. En las reseñas biográficas que le ha dedicado Miguel Ángel Álvarez Areces, tan ricas en información como entusiastas, la lista incluye pedagogo, ensayista, inventor y humanista. Formado como ingeniero de minas, este gijonés de ascendencia francesa se caracteriza por una inquietud y variedad de intereses, que podemos sintetizar en su voluntad de adquirir para sí y fomentar en su trabajo la formación integral del ser humano, atendiendo a su máxima: “educar con la razón, con el afecto, con la justicia”.
Su padre había llegado a Gijón desde Alsacia para trabajar en la fábrica de vidrios de Cifuentes, Pola y Cía, abriendo un bazar de productos ópticos en la calle Corrida: así que desde joven estuvo relacionado con la industria, la técnica y el devenir de la activa vida gijonesa. Entonces ya traba conocimiento con Magnus Blikstad y otras figuras señeras de la vida cultural, como los Hevia, Figaredo, Bustelo y Orueta.
Tras realizar sus estudios primarios en Francia, continúa en nuestro país los de bachillerato, bellas artes y parte de la carrera de arquitectura en Madrid, donde toma contacto (mediante vínculos familiares y amicales) con la Institución Libre de Enseñanza. En 1895 abandona los estudios de arquitectura para cursar los de Ingeniería en la Universidad Politécnica de Lieja, en Bélgica, donde obtiene el título de ingeniero de minas hacia 1901. Trabajó como asistente técnico y analista de laboratorio para algunas industrias españolas en este período, colaborando como corresponsal de revistas  profesionales,  redactando  ensayos sobre el trabajo en la industria y regresa en 1922  a su Asturias natal, para ejercer como ingeniero en las Minas de Coto Musel, en Pola de Laviana, dependientes de la empresa del Puerto de El Fomento de Gijón, donde permaneció hasta 1925. Será entonces cuando trabe relación con los sindicalistas mineros de la región, que respetan y admiran su talante, su formación y sus inquietudes. Aunque todavía trabaja como delegado de la Sociedad Industrial Asturiana en Barcelona, coordina revistas técnicas y participa en eventos pedagógicos, en el verano de 1930 se resuelve su vuelta a Asturias al ser nombrado por consenso director del recién formado Orfanato Minero.
        Trabajó hacia 1912 con obreros pensionados por la Junta de Ampliación de Estudios, en Barcelona, desarrollando cursos de enseñanza técnica y prosiguiendo sus publicaciones sobre formación laboral.
Desempeñará ese cargo hasta febrero de 1936 en que dimite, a consecuencia del cambio político experimentado en las elecciones de este mes, vuelco que se acusaba también en el seno del Patronato. No obstante, se mantiene hasta septiembre de ese año en el OMA, dando ese margen para la incorporación del segundo director, Eleuterio Quintanilla, maestro y anarquista, que no llegó a tomar posesión.
Ni siquiera el enrarecido clima político y social de ese tiempo explica el asesinato de Winter el 6 de Noviembre de 1936. Cuando permanecía al frente del Orfanato, cuidando de su familia, trabajadores y niños alojados, fue detenido por un grupo de militares y civiles sublevados contra la República y, junto a su hijo Ernesto, asesinado en las vías del ferrocarril que pasan junto a Pando. Su mujer, Carlota Flesch, y sus hijos Anita y Juan se exilian poco después.
Como pedagogo y experto en formación profesional, Winter cuenta con una dilatada experiencia y diversas publicaciones. Realizó diferentes viajes de estudio por Europa central, asistió a exposiciones, congresos y eventos pedagógicos e industriales; familiar y personalmente, estaba relacionado con Fernando García participando de sus postulados, a la Institución Libre de Enseñanza. Así que el institucionismo, el taylorismo y la formación técnica, y las ideas de escuela nueva que conoce a través de la bibliografía y sus viajes, forman el bagaje con que Winter cuenta para organizar el OMA. Pero una aportación decisiva será la experiencia y las observaciones del viaje emprendido en septiembre de 1930 a Bélgica, donde se celebra una Exposición Universal. Aprovecha esta oportunidad para visitar instituciones docentes en áreas mineras, como Suresnes, Charleroi y Mancieulles, con el objeto de aplicar las novedades y mejoras allí descubiertas al nuevo centro, omitiendo ciertos aspectos de disciplina y reglamentación contrarios a sus principios

En resumen, sus ideas novedosas, humanitarias e integrales de la educación al
servicio de los obreros, están expuestas en su Elogio de la inquietud: cuya lectura permite comprender la singularidad de su pensamiento, la libertad en que creía y la riqueza de su cultura.
Si el orfanato minero nace de un ambiente cultural e intelectual vivido en Asturias y en las cuencas mineras con especial intensidad, no es menos cierto que su impulso definitivo lo ejercieron políticos y sindicalistas de tendencia progresista de la región, destacando la figura de Manuel Llaneza Zapico, aunque acompañado en su gestión por Amador Fernández y Belarmino Tomás como dirigentes coetáneos del SOMA – UGT.  


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